Blog Creado el 17 de julio de 2009, con la humilde intención de revivir la História Aeronáutica de nuestra querida I Brigada Aérea "El Palomar". Para que conozcas a sus protagonistas, sus historias, sus imágenes, sus aeronaves y sus héroes. Si desea comunicarse con nosotros o colaborar con el blog, puede hacerlo a la siguiente direccion: marcelodamian_12@hotmail.com

lunes, 3 de agosto de 2009

"Haciendo el cruce con la 602..."


Las principales Bases Aéreas del sur fueron de vital importancia en el conflicto desarrollado por nuestras Islas Malvinas.
El grueso de la Compañía de Comandos 602 del Ejército Argentino, había sido traslada desde Buenos Aires hasta Comodoro Rivadavia en una aeronave del tipo Fokker F28 “fellowship”, paralelamente el valioso y moderno equipo de la Compañía fue traslado desde Palomar en un carguero C-130 Hércules hasta dicha base del sur.
Los Hércules de la Fuerza Aérea día y noche realizaban tareas logísticas, no solo para la aeronáutica, sino también para las demás Fuerzas Armadas.
Los Comandos una vez reunidos en Comodoro Rivadavia con todo su personal y equipo, necesitaban un “taxi” de viaje a las Islas.
El primer intento se realizo con un avión Hércules, el cual después de cuatro horas de vuelo presento una alarma en el sistema hidráulico, el avión tuvo que retornar al continente, aterrizando en la Base de Río Gallegos.
Una vez reparada la falla hidráulica, el avión estuvo en condiciones de retomar el viaje, pero la presencia de un buque ingles en la ruta de vuelo no aconsejaba volar ese día. El Hércules transportando a la 602 regreso a Comodoro Rivadavia.
Ya de noche los Comandos trataron de conciliar el sueño, en un galpón poco cómodo de la unidad aérea, hasta el día siguiente que pueda realizarse el vuelo.
Al otro día, la Compañía de Comandos aborda el mismo Hércules del día anterior, con la ilusión de llegar a las Islas cuanto antes y ponerse a disposición del Comando de Operaciones del Ejército en el menor tiempo posible y reunirse con sus camaradas.
El Hércules despego desde Comodoro Rivadavia, y se inició el cruce.
Comenzó a reinar la tensa calma, el Hércules con tres toneladas de carga y toda la Compañía de Comandos 602 volaba a tan solo ocho metros sobre el nivel del mar, peinando olas.
Como mero recurso psicológico que a pocos engañaba, un sargento y un cabo de la Compañía de Comandos, se apostaron en la puerta trasera entre abierta del Hércules con una ametralladora MAG, para el “caso” de repeler cualquier ataque enemigo.
Los comandos sabían que la cosa era seria, volaban en el mar con un hermoso panorama a plena luz del día, pero los ochos metros de altura de vuelo los hacía volver completamente de nuevo a la realidad.
La cabina de carga estaba repleta de material bélico, y los pasajeros poco decían. Pensaban con lo que se iban a encontrar, con lo que iban a perder, con lo que habían dejado en el continente, sus seres queridos, etc. Pero era el momento que tanto esperaban en su carrera, el combate.
La tripulación en la cabina de vuelo tampoco hablaba mucho, se escuchaba de vez en cuando, la voz de advertencia del copiloto al Comandante del avión:

- ¡Señor, señor… las olas…cuidado…!

- No pibe, no te hagás problema…


Volaban tan bajo, prácticamente pegados al mar, que la espuma de aquéllas mojaba los parabrisas del avion. El Comandante invitó al jefe de la Compañía de Comandos 602 a la cabina de vuelo. Cuando el Mayor Aldo Rico subió a la cabina y vio el espectáculo, no se aguanto decir:

- ¡Hijos de puta, esto es un avión, no una lancha…!

La expresión y los dichos del oficial del Ejército, causaron la risa de la tripulación en la cabina, volar así era cosa frecuente por esos tiempos.
El Mayor repuesto de su impresión, cambió ideas con la tripulación y tomó mate con ellos, hasta que la paz llego a su fin. Se detectó una falla técnica en la aeronave.

- ¿Qué pasa Comandante…?, preguntó el oficial de Ejército.

- Mire Mayor… estamos perdiendo liquido hidráulico y no creo que podamos seguir así…


Los pasajeros recibieron la noticia con gritos de desagrado, y más cuando la enorme maquina dio la vuelta para retornar al continente. La falla en el hidráulico del día anterior volvió a aparecer, esta falla producía que unos de los tanques con los que cuanta el avion, de este liquido, se vaciara.
Rápidamente se buscaron latas en los paneles para reponer la pérdida, una vez encontrados uno de los comandos quedo a cargo de la tarea: llenar el tanque cada vez que la tripulación lo requiera.
El Hércules corrigió su rumbo, y ponía proa nuevamente a Malvinas.
La tripulación alerta con largavistas y un radar que semejaba un periscopio, buscaba dar aviso ante la presencia de alguna nave enemiga. En un momento el comandante rompe silencio de la cabina:

- Si no enganchamos la isla, no llegamos…

La Isla a la que hacía referencia el comandante, era la Isla de los Leones Marinos, punto de referencia de las tripulaciones de Hercules. Sin haber hecho contacto con dicha isla y oscureciendo, el viaje se volvió más tenso de lo normal.
El momento más alarmante fue cuando se iban acercando a la boca de entrada del estrecho de San Carlos, y el radar del avión detectó un elemento extraño. Todos pensaron que podía llegar a ser un misil.

- Jefe hay algo a las ocho…

- Bueno, materializalo, ¿Qué puede ser?...


El “misil” era una perilla del radar que calzaba mal…, y con las ligeras oscilaciones del vuelo y el temblor del avión, caía en un punto donde se captaba una presencia. Aunque advertida la falla, no dejaba de causar inquietud porque seguía marcando con intervalos un objeto:

- ¡Pero la puta, otra vez esta perilla de mierda…!

En total oscuridad y siendo las seis de la tarde, el avión toco la pista de la Base Aérea de Puerto Argentino.
La tripulación de los Hércules se ganaron el respeto de los oficiales y suboficiales del Ejército, al bajar del avión muchos agradecieron a Dios salir vivos de esa experiencia.

Nota: La Compañía de Comandos 602, tuvo destacables victorias. La más importante fue el combate de Monte Kent, donde los Comandos Argentinos se enfrentaron a los Special Air Services (SAS) en un combate 20 a 20. El saldo fue de dos comandos argentinos muertos y 18 ingleses muertos.
Los ingleses replegándose vieron y escucharon como un oficial de la Compañía se paro y al grito de “¡Dios y Patria o Muerte…!” disparaba contra ellos toda la munición de su FAL. No pudieron ver más, la artillería del Ejército con las coordenadas que el Mayor Rico dictaba, barrió con toda la patrulla dejando a solo un par vivos.
Los sobrevivientes ingleses del SAS al momento de la rendición, buscaron al “regimiento” de locos que pelearon contra ellos en Monte Kent. Los encontraron, pero no era un regimiento, para su sorpresa supieron que solo fue una patrulla de 20 hombres, 20 comandos argentinos.



Fuente: COMANDOS EN ACCION, El Ejército en Malvinas, I.J.R.M

Marcelo Damián Castañeda

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ud. es el visitante número: