El 15 de octubre de 1928, miles de espectadores se concentraron en la zona de Plaza de Mayo y alrededores para ser testigos de una demostración de acrobacia aérea.
El Show estaba a cargo de un caza FOKKER apodado “Bolivia”, aeronave perteneciente a la Aviación Militar de Bolivia y con tripulación de ese País.
El acto acrobático se debía a un gesto de amistad entre países hermanos y en homenaje al General D. Manuel Belgrano.
La tripulación del “Bolivia” estaba compuesta por el entonces piloto Capitán Lucio Luizaga, y el Mayor Santalla Estrella, que iba como acompañante.
La Aviación Militar Argentina (E.A) designó al Teniente Claudio Armando Mejía, como ayudante de la comisión extranjera y como guía del “Bolivia” a la zona de demostración.
En la mañana del 15, las naves estaban listas y preparadas, y los pilotos previas conversaciones se dispusieron a dar inicio al vuelo desde la Base Aérea El Palomar.
Al llegar la zona de Palermo y volando a 1000 metros altura, el DEWOITINE D-21 de Mejía encabezaba la formación y el “Bolivia” por detrás siguiendo al avión argentino.
Al llegar a la vertical Plaza de mayo, Mejía realiza un corto viraje descendente para indicarles a los pilotos extranjeros donde debían hacer la exhibición, ya que no conocían la zona.
El Show estaba a cargo de un caza FOKKER apodado “Bolivia”, aeronave perteneciente a la Aviación Militar de Bolivia y con tripulación de ese País.
El acto acrobático se debía a un gesto de amistad entre países hermanos y en homenaje al General D. Manuel Belgrano.
La tripulación del “Bolivia” estaba compuesta por el entonces piloto Capitán Lucio Luizaga, y el Mayor Santalla Estrella, que iba como acompañante.
La Aviación Militar Argentina (E.A) designó al Teniente Claudio Armando Mejía, como ayudante de la comisión extranjera y como guía del “Bolivia” a la zona de demostración.
En la mañana del 15, las naves estaban listas y preparadas, y los pilotos previas conversaciones se dispusieron a dar inicio al vuelo desde la Base Aérea El Palomar.
Al llegar la zona de Palermo y volando a 1000 metros altura, el DEWOITINE D-21 de Mejía encabezaba la formación y el “Bolivia” por detrás siguiendo al avión argentino.
Al llegar a la vertical Plaza de mayo, Mejía realiza un corto viraje descendente para indicarles a los pilotos extranjeros donde debían hacer la exhibición, ya que no conocían la zona.
Pero algo ocurre a mitad del viraje… sintió un fuerte golpe en la máquina y el piloto se percata que perdió la hélice… el avión al no tener hélice, bajó bruscamente la nariz y en ese momento Mejía pudo observar como la hélice de su avión caía dando vueltas a gran velocidad sobre la Av. Leandro N. Alem frente al Correo.
Pero el piloto no tuvo mas tiempo para ver su hélice caer… pensó de inmediato hacer uso de su paracaídas, pero al ver que su avión respondía decidió planear en dirección al Río de la Plata para alejarse del público... ya trescientos metros río adentro, Mejía divisó la Avenida Costanera lo que lo hizo cambiar de opinión de inmediato… la avenida se presentaba sin trafico y tenia una posibilidad de salvar su máquina.
El piloto hizo una nueva prueba de los comandos del DEWOTINE, y noto que sufría algunas vibraciones, pero que todavía respondían muy bien… Mejía bajó entonces la nariz del avión hacia la avenida y comenzó el descenso para el “aterrizaje”.
Entró en "final" con un viento cruzado que venía del río, y momentos antes de tocar con la avenida tuvo que hacer un brusca maniobra para “saltar” un carro y un automóvil…rozándoles las cabezas…también apareció una persona delante de la carrera del avión... pero ya no había forma de evadirlo, por suerte el avión no le hizo daño…
El avión tocó la Avenida a 80 Km/h…. pero un desperfecto en el tren de aterrizaje hizo que el avión se inclinara y que la punta del ala choque contra una columna de alumbrado derribándola… la columna frenó bruscamente al aparato y lo hizo describir un semicírculo sobre el ala… para finalmente quedar detenido.
Para su suerte, el Teniente Mejía no sufrió lesiones en el accidente… pudo observar el espectáculo de los pilotos bolivianos en tierra, recibió el aplauso de la multitud y un abrazo de su padre y del entonces Presidente de la Nación, Dr. Marcelo T. de Alvear.
Cuentan que ese día los espectadores fueron parte de un doble espectáculo… el show acrobático de los pilotos bolivianos… y para su asombro, vieron como una hélice caía alocadamente del cielo…
Esta historia deja en claro el profesionalismo del Teniente Claudio A. Mejía… su preocupación por el daño que pudiera producir la hélice a terceros… la evaluación del problema ocurrido… la mejor solución al problema… y como siempre, no falto algo de suerte aeronáutica…
Pero el piloto no tuvo mas tiempo para ver su hélice caer… pensó de inmediato hacer uso de su paracaídas, pero al ver que su avión respondía decidió planear en dirección al Río de la Plata para alejarse del público... ya trescientos metros río adentro, Mejía divisó la Avenida Costanera lo que lo hizo cambiar de opinión de inmediato… la avenida se presentaba sin trafico y tenia una posibilidad de salvar su máquina.
El piloto hizo una nueva prueba de los comandos del DEWOTINE, y noto que sufría algunas vibraciones, pero que todavía respondían muy bien… Mejía bajó entonces la nariz del avión hacia la avenida y comenzó el descenso para el “aterrizaje”.
Entró en "final" con un viento cruzado que venía del río, y momentos antes de tocar con la avenida tuvo que hacer un brusca maniobra para “saltar” un carro y un automóvil…rozándoles las cabezas…también apareció una persona delante de la carrera del avión... pero ya no había forma de evadirlo, por suerte el avión no le hizo daño…
El avión tocó la Avenida a 80 Km/h…. pero un desperfecto en el tren de aterrizaje hizo que el avión se inclinara y que la punta del ala choque contra una columna de alumbrado derribándola… la columna frenó bruscamente al aparato y lo hizo describir un semicírculo sobre el ala… para finalmente quedar detenido.
Para su suerte, el Teniente Mejía no sufrió lesiones en el accidente… pudo observar el espectáculo de los pilotos bolivianos en tierra, recibió el aplauso de la multitud y un abrazo de su padre y del entonces Presidente de la Nación, Dr. Marcelo T. de Alvear.
Cuentan que ese día los espectadores fueron parte de un doble espectáculo… el show acrobático de los pilotos bolivianos… y para su asombro, vieron como una hélice caía alocadamente del cielo…
Esta historia deja en claro el profesionalismo del Teniente Claudio A. Mejía… su preocupación por el daño que pudiera producir la hélice a terceros… la evaluación del problema ocurrido… la mejor solución al problema… y como siempre, no falto algo de suerte aeronáutica…
Realmente me impacto la Historia...muy interesante Marcelo...
ResponderEliminarExcelente relato....muy interesante y con final feliz....
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Maxi
maxo231170@yahoo.com.ar
Mi padre fue asistente del Brigadier Mejía, creo que en 1924, durante su Servicio Militar y siempre lo recordó con mucha admiración y respeto. Una alegría leer esta historia.
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