Me asignaron una comisión en el Douglas C-47 matricula T-53, en la que debíamos trasladar hasta inmediaciones de Dean Funes, a una pista de emergencia marcada en la carta de navegación, cerca de la ciudad de Cordoba, en pleno foco revolucionario, a un General y un Mayor del Ejercito Argentino, leales al Gobierno.
El General debía hacerse cargo de una concentración de tropas, que lo esperaba en ese lugar, para marchar contra el foco rebelde ubicado en Cordoba.
Despegamos de El Palomar, empleando el santo y seña correspondiente a ese día con la torre de control, para tener instrucciones de transito aéreo.
Cuando llegamos a la zona cordobesa, con su espacio aéreo dominado por los rebeldes, intercepté la frecuencia donde se comunicaban los aviones de la vigilancia aérea rebelde con la orden de derribar toda aeronave no reconocida, operación que estaba a cargo de los modernos cazas a reacción Gloster Meteor MK. IV que operaban desde la pista del IAME (posterior FMA).
El General debía hacerse cargo de una concentración de tropas, que lo esperaba en ese lugar, para marchar contra el foco rebelde ubicado en Cordoba.
Despegamos de El Palomar, empleando el santo y seña correspondiente a ese día con la torre de control, para tener instrucciones de transito aéreo.
Cuando llegamos a la zona cordobesa, con su espacio aéreo dominado por los rebeldes, intercepté la frecuencia donde se comunicaban los aviones de la vigilancia aérea rebelde con la orden de derribar toda aeronave no reconocida, operación que estaba a cargo de los modernos cazas a reacción Gloster Meteor MK. IV que operaban desde la pista del IAME (posterior FMA).
Nuestro vuelo era por momentos rasante, o ascendiendo dentro de nubes, con giros a la derecha o a la izquierda, maniobras que tenían por objeto evadir a los aviones de la vigilancia aérea revolucionaria…
Por fin divisamos el pueblo de Dean Funes y a muy baja altura buscamos la pista de emergencia, de tierra, consignada en nuestras instrucciones.
Cuando la reconocimos visualmente, vimos que sobre la mitad de la “pista” andaba pastando un caballo. Le hicimos dos pasajes, que indudablemente debían cruzar sobre el pueblo, y logramos espantarlo.
Cuando enfrentamos el campo para aterrizar, sentimos tremendos ruidos debido a impactos de proyectiles que nos atravesaban por doquier… los parabrisas estallaron… y el piloto cayó bañado en sangre sobre los comandos… el piso de mi lado fue agujereado como un colador y sentí la muerte muy cerca.
El avión comenzó a precipitarse sin control y todos manotearon los comandos para recuperarlo, pero entre el mecánico de vuelo y el copiloto (que realizaba su primer vuelo en C-47) pudieron estabilizarlo y aterrizar como un canguro, quedando atravesado al final del campo.
Por fin divisamos el pueblo de Dean Funes y a muy baja altura buscamos la pista de emergencia, de tierra, consignada en nuestras instrucciones.
Cuando la reconocimos visualmente, vimos que sobre la mitad de la “pista” andaba pastando un caballo. Le hicimos dos pasajes, que indudablemente debían cruzar sobre el pueblo, y logramos espantarlo.
Cuando enfrentamos el campo para aterrizar, sentimos tremendos ruidos debido a impactos de proyectiles que nos atravesaban por doquier… los parabrisas estallaron… y el piloto cayó bañado en sangre sobre los comandos… el piso de mi lado fue agujereado como un colador y sentí la muerte muy cerca.
El avión comenzó a precipitarse sin control y todos manotearon los comandos para recuperarlo, pero entre el mecánico de vuelo y el copiloto (que realizaba su primer vuelo en C-47) pudieron estabilizarlo y aterrizar como un canguro, quedando atravesado al final del campo.
Asistimos de inmediato al piloto que tenía heridas cortantes en el rostro y cabeza. Cuando fuimos a la cabina de carga, los dos oficiales del Ejército ya no estaban.
Con precaución bajó el mecánico para observar las averías en la aeronave, pero en seguida lo vimos levantar los brazos lentamente… y en pocos segundos estábamos rodeados por fuerzas del Ejército muy bien camufladas y armadas.
Bajamos todos y nos hicieron poner las manos sobre el fuselaje del avión, fuimos palpados y revisados… éramos prisioneros.
En muy poco tiempo dichas fuerzas pasaron a ser nuestros protectores, ya que apareció una manifestación de pobladores armados con palos, machetes y martillos, que nos querían linchar y a los gritos pedían nuestro fusilamiento…
Nos enteramos que unas horas antes el pueblo había sido atacado por aviones rebeldes, produciendo bajas y heridos, ya que Dean Funes el lugar de concentración de las fuerzas leales al Gobierno…
Nuestro avión fue confundido como una aeronave enemiga y durante los pasajes tiroteado con todo tipo de armas, sin que nosotros nos diéramos cuenta, hasta que un nido de ametralladoras cercano al campo hizo impacto sobre nosotros cuando estábamos en final para aterrizaje…
Aclarada nuestra posición, curaron las heridas no graves del piloto y ante la misión cumplida nos aconsejaron emprender el regreso a Buenos Aires. Cuando nos condujeron nuevamente al avión, tuvieron que defendernos de los pobladores que seguían sin entender nuestra posición y mantenían su hostilidad…
Una vez en el campo, comprobamos que uno de los motores estaba bastante dañado perdiendo aceite, el fuselaje era un colador, los alerones tenían varios impactos y carecíamos de los parabrisas en la cabina de mando…
No había alternativa… había que decolar lo mismo y después en vuelo y una vez nivelados pararíamos el motor dañado. Así lo hicimos, con mucha tensión, pues todo estaba en nuestra contra, el piloto herido, el copiloto novato, un motor inutilizado, escapar y burlar la vigilancia aérea rebelde… y para colmo ya se aproximaba la noche.
Volar con un solo motor hacía lento el vuelo y sin muchas posibilidades de maniobras, la temperatura del motor operativo ya era bastante elevada, teníamos el combustible justo para llegar y los impactos habían dañado los cirquitos eléctricos de las luces de navegación…
Lateral Rosario, trate de comunicarme con la terminal Buenos Aires pero fue imposible, ya era de medianoche y el santo y seña había cambiado.
Con los liquidometros casi en cero divisamos Buenos Aires con oscurecimiento parcial y por más que explicara nuestra situación y declarara formalmente a nuestro avión en emergencia, no íbamos a recibir ninguna instrucción de aproximación de aterrizaje…
Con precaución bajó el mecánico para observar las averías en la aeronave, pero en seguida lo vimos levantar los brazos lentamente… y en pocos segundos estábamos rodeados por fuerzas del Ejército muy bien camufladas y armadas.
Bajamos todos y nos hicieron poner las manos sobre el fuselaje del avión, fuimos palpados y revisados… éramos prisioneros.
En muy poco tiempo dichas fuerzas pasaron a ser nuestros protectores, ya que apareció una manifestación de pobladores armados con palos, machetes y martillos, que nos querían linchar y a los gritos pedían nuestro fusilamiento…
Nos enteramos que unas horas antes el pueblo había sido atacado por aviones rebeldes, produciendo bajas y heridos, ya que Dean Funes el lugar de concentración de las fuerzas leales al Gobierno…
Nuestro avión fue confundido como una aeronave enemiga y durante los pasajes tiroteado con todo tipo de armas, sin que nosotros nos diéramos cuenta, hasta que un nido de ametralladoras cercano al campo hizo impacto sobre nosotros cuando estábamos en final para aterrizaje…
Aclarada nuestra posición, curaron las heridas no graves del piloto y ante la misión cumplida nos aconsejaron emprender el regreso a Buenos Aires. Cuando nos condujeron nuevamente al avión, tuvieron que defendernos de los pobladores que seguían sin entender nuestra posición y mantenían su hostilidad…
Una vez en el campo, comprobamos que uno de los motores estaba bastante dañado perdiendo aceite, el fuselaje era un colador, los alerones tenían varios impactos y carecíamos de los parabrisas en la cabina de mando…
No había alternativa… había que decolar lo mismo y después en vuelo y una vez nivelados pararíamos el motor dañado. Así lo hicimos, con mucha tensión, pues todo estaba en nuestra contra, el piloto herido, el copiloto novato, un motor inutilizado, escapar y burlar la vigilancia aérea rebelde… y para colmo ya se aproximaba la noche.
Volar con un solo motor hacía lento el vuelo y sin muchas posibilidades de maniobras, la temperatura del motor operativo ya era bastante elevada, teníamos el combustible justo para llegar y los impactos habían dañado los cirquitos eléctricos de las luces de navegación…
Lateral Rosario, trate de comunicarme con la terminal Buenos Aires pero fue imposible, ya era de medianoche y el santo y seña había cambiado.
Con los liquidometros casi en cero divisamos Buenos Aires con oscurecimiento parcial y por más que explicara nuestra situación y declarara formalmente a nuestro avión en emergencia, no íbamos a recibir ninguna instrucción de aproximación de aterrizaje…
Sabía que Palomar me estaba recibiendo, por lo que en forma clara y concisa hice una narración de la situación de emergencia que vivíamos y la decisión de aterrizar:
“Palomar… Aquí el Douglas Tango Cinco Tres… repito... El Douglas Tango Cinco Tres… se reporta en situación critica… con un motor dañado y personal herido a bordo, con peligro inminente de colisión… solicitamos instrucciones de aterrizaje inmediato… repito… peligro de colisión… solicito instrucciones de aterrizaje… Cambio…”
Fue entonces cuando a nuestra derecha y a lo lejos vimos un guiño de las luces del balizamiento de la pista de El Palomar…
Hacia allí fuimos y tras rogarle por favor un segundo guiño, y siéndonos concedido el pedido, pudimos aterrizar en Palomar.
Ya en tierra el personal de turno de mantenimiento se reunió a observar el avión… las pocas luces del interior del fuselaje, se colaban hacia fuera a través de los agujeros de los proyectiles que hicieron impacto en el avión, como minúsculos reflectores… mudos testigos de los riesgos vividos.
“Palomar… Aquí el Douglas Tango Cinco Tres… repito... El Douglas Tango Cinco Tres… se reporta en situación critica… con un motor dañado y personal herido a bordo, con peligro inminente de colisión… solicitamos instrucciones de aterrizaje inmediato… repito… peligro de colisión… solicito instrucciones de aterrizaje… Cambio…”
Fue entonces cuando a nuestra derecha y a lo lejos vimos un guiño de las luces del balizamiento de la pista de El Palomar…
Hacia allí fuimos y tras rogarle por favor un segundo guiño, y siéndonos concedido el pedido, pudimos aterrizar en Palomar.
Ya en tierra el personal de turno de mantenimiento se reunió a observar el avión… las pocas luces del interior del fuselaje, se colaban hacia fuera a través de los agujeros de los proyectiles que hicieron impacto en el avión, como minúsculos reflectores… mudos testigos de los riesgos vividos.
Tripulación del Douglas C-47 (T-53) durante la misión:
Comandante de Aeronave:
* Capitán D. Guillermo Lucio Bernardez
Segundo Piloto:
* Alférez D. Miguel A. Alvarez Paz
Mecánicos de Vuelo:
* SP. Carlos Papich
* SAux. Roberto Traba
Radiooperador:
* SA. Julio Seguesso
Fuente: “La Aventura de Volar”, Brig. My Palazzi, ATTA, BNA.
Marcelo Damián Castañeda
Comandante de Aeronave:
* Capitán D. Guillermo Lucio Bernardez
Segundo Piloto:
* Alférez D. Miguel A. Alvarez Paz
Mecánicos de Vuelo:
* SP. Carlos Papich
* SAux. Roberto Traba
Radiooperador:
* SA. Julio Seguesso
Fuente: “La Aventura de Volar”, Brig. My Palazzi, ATTA, BNA.
Marcelo Damián Castañeda
Impresionante mision... Tengo entendido que el Douglas C-47 podía transportar jeeps. equipos de artillería portatiles, combustible y otros elementos importantes ...es un avión de gran porte, que dejo una marca en la historia de la aviacion en lo civil y militar, gracias a su simplicidad y eficacia.../Gloster Meteor MK avion de combate de la RAF, su entrada en servicio fue en la fase final de la 2da Guerra, tuvo una vida operativa muy larga que se prolongó hasta loa años 70...Muy buen relato.Claudia.
ResponderEliminarJejeje Guillermo Lucio Bernardez.. Mi abuelo :o)
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