Estábamos en final de ILS de la pista 13, habiendo hecho contacto en los mínimos, con 60 metros de techo, lluvia fuerte y muy poca visibilidad.
Era uno de mis últimos vuelos en B-707, luego de cinco años y unas 3.500 horas en el sistema… tenía experiencia.
A la derecha iba el jefe del Escuadrón V, más moderno, también con una muy buena experiencia en el avión.
Aterrizamos normalmente y al llegar a los 80 nudos, sacamos el reversible y probamos frenos… el avión parecía acelerarse… apliqué nuevamente frenos y la velocidad continuó en 80 nudos…
Era uno de mis últimos vuelos en B-707, luego de cinco años y unas 3.500 horas en el sistema… tenía experiencia.
A la derecha iba el jefe del Escuadrón V, más moderno, también con una muy buena experiencia en el avión.
Aterrizamos normalmente y al llegar a los 80 nudos, sacamos el reversible y probamos frenos… el avión parecía acelerarse… apliqué nuevamente frenos y la velocidad continuó en 80 nudos…
Comprendí de inmediato que no habíamos roto la película de agua, la pista estaba inundada por la fuerte lluvia y las ruedas se desplazaban sobre el agua como si fueran una tabla de ski. Estábamos haciendo hidroplaneo o aquaplaning y la frenada disponible era cero. Lo ideal hubiera sido romper la película de agua con un toque fuerte, cosa que ambos pilotos no lo tuvimos en cuenta.
Puse nuevamente máxima potencia a los reversores e intenté romper la película de agua con aplicación de frenos… al final, el avión se detuvo con la rueda de nariz en el borde de la cabecera opuesta… nosotros estábamos o mejor dicho la cabina de pilotos sobre el pasto… tuvimos que poner nuevamente reversores para poder girar la rueda de nariz.
El café no lo pudimos tomar… no sólo por la fuerte lluvia que impedía descender del avión… sino porque las rodillas de ambos pilotos, al llegar a plataforma y detener los motores, seguían aplaudiendo… y lo siguieron haciendo por un buen rato.
Marcelo Damián Castañeda
El café no lo pudimos tomar… no sólo por la fuerte lluvia que impedía descender del avión… sino porque las rodillas de ambos pilotos, al llegar a plataforma y detener los motores, seguían aplaudiendo… y lo siguieron haciendo por un buen rato.
Marcelo Damián Castañeda
Muy bueno, es como ver y oir através de tus relatos...las historias se tornan cada vez más interesantes...claudia.
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